Mujeres
del Nuevo Testamento
Con Cual de estas te identificas tu?
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Maria, madre de
Jesús
"Porque ha puesto sus ojos sobre la pequeñez de su esclava;
pues he aquí que desde ahora me tendrán por dichosa entre todas las
generaciones." Lucas 1:48.
María, la madre de nuestro Señor, era
también descendiente, o hija, de un rey. Cristo nació de ella y sólo de ella.
El apóstol Pablo afirma que Cristo era de "la simiente de David según la
carne". Y aunque las genealogías de Mateo y Lucas terminan con el nombre
de José, fue sólo a través de María que Cristo pudo ser hijo de David según la
carne.
El hecho de que María fuera la prima de
Elisabet no impide que creamos que era de estirpe regia. Es verdad que Elisabet
era descendiente de Leví, y que generalmente los hijos de los sacerdotes se
casaban con miembros de la misma tribu. Pero, esto no era una regla rígida.
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Maria Magdalena
La información sobre María Magdalena en
los evangelios canónicos es escasa. Es citada en relación con cuatro hechos
diferentes:
De acuerdo con el evangelio de Lucas 1,
María Magdalena alojó y proveyó materialmente a Jesús y sus discípulos durante
su predicación en Galilea. Se añade que anteriormente había sido curada por
Jesús: «Le
acompañaban los doce y algunas mujeres que habían sido curadas de enfermedades
y espíritus malignos: María, llamada Magdalena, de la cual habían salido siete
demonios […]».
De acuerdo con los evangelios de Marcos,
2 Mateo3 y Juan, 4 estuvo presente durante la crucifixión de Jesús.
Estuvo presente en la sepultura y vio
donde Jesús era puesto, Según Mateo 27:61 y Marcos 15:47. Se la menciona junto
a María la madre de Jacobo el menor.
En compañía de otras mujeres, fue la
primera testigo de la resurrección, según una tradición en la que concuerdan
los cuatro evangelios.5 6 7 8 Después comunicó la noticia a Pedro y a los demás
apóstoles.
Según un relato que sólo aparece en el
evangelio de Juan, fue testigo de una aparición de Jesús resucitado.
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Eunice
"Trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la
cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro
que en ti también" (2 Timoteo 1:5).
En la familia de Timoteo reinaba la
tradición cristiana. Conocemos nombres en tres generaciones. Detrás de Timoteo
hay Eunice, y detrás de ésta, Loida. Los tres manifiestan una «fe no fingida»,
que ha pasado de uno a otro. La fe no es impartida por los padres sino que
procede de Dios. Pero Dios se complace en permitir que su bendición se
acreciente en las sucesivas generaciones, imprimiendo el valor de lo que
permanece y el conocimiento de ser llamado, dentro de la familia, para
glorificar el nombre del Señor.
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Dorcas
Había entonces en Jope una discípula llamada Tabita, que
traducido quiere decir Dorcas. Esta abundaba en buenas obras y en limosnas que
hacía." (Hechos 9:36).
El nombre de la mujer era Tabita. Dorcas
es una traducción hebrea. Tabita, en griego, significa «gacela». «Esta mujer
abundaba en buenas obras y en Iimosnas que hacía.» Se dedicaba a coser vestidos
y túnicas para los pobres. Esta costumbre ha sido imitada más adelante y en la Iglesia
Cristiana de nues-tros tiempos incluso su nombre ha presidido el de Sociedades
de Señoras, que se han dedicado a la beneficiencia. Parece ser que fue la
primera, (por lo menos de la que tenemos conocimiento) que se dedicó a estos
actos de amor, inspirada por Cristo. Su ejemplo ha sido una fuente de
inspiración constante para las buenas obras. La Iglesia ha mostrado en
innumerables ocasiones este espíritu de amor hacia los pobres, especialmente en
el pasado cuando no había la menor forma de auxilio social de entidades
seculares o de las autoridades.
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La Mujer Cananea
Y he aquí que una mujer cananea, que había salido de aquellos
confines, gritaba diciéndole: ¡Señor, Hijo de David, ten compasión de mí! Mi
hija es gravemente atormentada por un demonio" (Mateo 15:22).
MATEO 15 Vs. 21—28. Los más remotos y
oscuros rincones del país reciben las influencias de Cristo; después, los
confines de la tierra verán su salvación. —La angustia y el trastorno de su
familia llevó a una mujer a Cristo; aunque es la necesidad la que nos empuja a
Cristo, sin embargo, no seremos desechados por él. Ella no limitó a Cristo a
ningún caso particular de misericordia, pero misericordia, misericordia, es lo
que ella rogó: ella no aduce mérito, sino que depende de la misericordia. Deber
de los padres es orar por sus hijos, y ser fervorosos para orar por ellos,
especialmente por sus almas. ¿Tenéis un hijo, una hija, dolorosamente afligida
con un demonio del orgulloso, un demonio inmundo, un demonio de maldad, que
está cautivo por su voluntad? Este es un caso más deplorable que el de la
posesión corporal, y debéis llevarlos por fe y oración a Cristo, que Él solo es
capaz de sanarlos. —Muchos métodos de la providencia de Cristo, especialmente
de su gracia, para tratar con su pueblo, que son oscuros y confunden, se pueden
explicar por este relato, que enseña que puede haber amor en el corazón de
Cristo aunque su rostro tenga el ceño fruncido; y nos anima a confiar aún en Él
aunque parezca listo para matarnos. A quienes Cristo piensa honrar más, los
humilla para que sientan su indignidad. Un corazón orgulloso sin humillar no
soportaría esto; ella lo convirtió en argumento para validar su petición. —El
estado de esta mujer es un emblema del estado del pecador, profundamente consciente
de la miseria de su alma. Lo mínimo de Cristo es precioso para un creyente,
hasta las mismas migajas del Pan de vida. De todas las gracias, es la fe la que
más honra a Cristo; por tanto, de todas las gracias, Cristo honra más a la fe.
Él le sanó a la hija. Él habló y fue hecho. De aquí los que buscan ayuda del
Señor, y no reciben respuesta de gracia, aprendan a convertir aun su indignidad
y desaliento en ruegos de misericordia.
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La Mujer del
flujo de sangre
"En esto, una mujer enferma de flujo de sangre desde hacía
doce años, se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto." (Mateo
9:20)
La mujer arrastra aún las consecuencias
de la maldición del Paraíso: "En dolor darás a luz a tus hijos" Y no
sólo dolor en los partos, sino una multitud de dolencias relacionadas directa o
indirectamente con este proceso fisiológico.
No sabemos si la enfermedad de esta
mujer había resultado de algún parto, pero no hay duda que podía haberse dado
este caso.
Esta mujer sufría su pena y su molestia
en secreto. No se nos dice nada más, sino que se trataba de un "flujo de
sangre" o sea hemorragias, y que ya hacía doce años. Después de tantos
años hemos de suponer que su salud habría decaído, y que se encontraría pálida
y decaída. En cambio su fe era firme y enérgica. De no haber sido así no se
habría atrevido a mezclarse con la multitud para acercarse a Jesús en público.
No se atrevió sin embargo a hablarle a
Jesús de esta dolencia. Es posible que estuviera avergonzada de la misma. Por
ello se acercó por detrás y tocó el borde del manto de Jesús. Sabemos que como
resultado de este acto de fe, ("Si tocó aunque sólo sea su manto"),
la mujer quedó realmente curada de su aflicción. Cesó el flujo, después de
tantos años, en aquel momento.
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La Mujer
Samaritana
"Vino una mujer de Samaria a sacar agua, Jesús le dijo:
Dame de beber" (Juan 4:7).
Esta mujer no podemos decir que fuera un
modelo de virtudes. El hecho de que cinco maridos se le murieran no puede
achacársele como culpa suya, pero sí el que, cuando fue al pozo y encontró a
Jesús, estuviera viviendo con un hombre que no era su marido.
Era sin duda una mujer desenvuelta, no
muy recatada, probablemente un tipo que procuraríamos evitar si asistiera a la
misma iglesia que nosotros. Y sin embargo, Dios, en su Providencía dirige las
cosas de tal forma que esta mujer mundana, superficial y probablemente inculta,
recibe una revelación extraordinaria, pues Jesús le habla de términos de gran
profundidad y simbolismo, que se reservaba para ocasiones solemnes.
La mujer va al pozo, donde se halla
Jesús sentado. Le pide de beber, pero sólo como excusa para entrar en un tema
más profundo. La mujer de momento no entiende lo que dice, pero Jesús, poco a
poco, le pone delante una visión espiritual y delicada que nos asombra pensar
como podría ser captada por la mujer. Algunos no han vacilado en llamar esta
entrevista pura ficción, una alegoría. Sabemos que fue real y conocemos el
resultado de esta conversación.
Mujeres
del Antiguo Testamento
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Reina Ester
"Y Mardoqueo había criado a Ester, hija de su tía, porque
era huérfana; y la joven era de hermosa figura y de buen parecer. Cuando su
padre y su madre murieron, Mardoqueo la adoptó como hija suya" (Ester
2:7).
Ester es la última mujer del Antiguo
Testamento de la cual conocemos bastante para hacer un perfil de la misma.
Encontramos en su carácter y conducta puntos dignos de elogio, pero también
otros que lo son menos.
Digamos en primer lugar que, como dice
el versículo, era muy hermosa. Tenía que serlo, pues el rey Asuero había
ordenado que su imperio fuera reseguido y buscado para encontrar las mujeres
más hermosas, y que éstas fueran traídas a Susa. Entre tanta belleza Ester fue
considerada superior. Asuero se sintió cautivado por ella y la eligió para
sustituir a la reina arrinconada Vasti.
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Elizabet
"Y he aquí que tu parienta Elisabet, también ella ha
concebido un hijo en su vejez; y ya está de seis meses, la que era llamada
estéril" (Lucas 1:36).
A Elisabet le cabe el honor de ser la
primera mujer que confesó a Cristo en la carne, incluso antes que María. Cuando
María, después que hubo concebido por el Espíritu, fue a visitar a Elisabet,
esta exclamó en oración profética:
"¿De dónde a mí esto, que la madre de mi Señor venga a mí?" (v. 43).
Por medio de esta inesperada e indudable confesión Elisabet reforzó la fe de
María en el hecho de que ella, sin la menor duda, llevaba al Salvador del mundo
en su seno.
Es esta fe firme e invariable que
constituye la virtud más prominente de Elisabet. Quizá su firme convicción de
que Cristo había ya empezado a asumir forma humana no nos parece a nosotros
particularmente notable. Esto puede ser porque sabemos que María ya llevaba en su
seno a su hijo, y que este hijo demostró ser el Mediador entre Dios y los
hombres. Pero Elisabet no tenía nuestra perspectiva histórica,Y por esta razón la convicción a que dio
expresión es verdaderamente notable.
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Débora
“Las aldeas quedaron abandonadas en Israel... hasta que yo,
Débora, me levanté, me levanté como madre de Israel.”
Débora es Ia Juana de Arco de la
asombrosa historia de Israel. Israel cayó repetidas veces en la idolatría. En
estos períodos había perdido todo sentimiento de conciencia nacional y habría
renunciado a su prestigio y honor. Pero tenía también una resistencia y una
elasticidad que le permitía recobrarse como ninguna otra nación. Se recobraba
totalmente de lo que parecía una desintegración espiritual y política. Esta
capacidad de renacer de sus cenizas era un don de Dios. Que Dios tenía
destinado que Israel tenía que restaurarse, se hace evidente de modo perfecto
cuando consideramos la historia de Débora y los días en que vivió.
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La Sirvienta de
Naaman, el sirio.
..y de Siria habían salido bandas armadas, y habían llevado
cautiva de la tierra de Israel a una muchacha, la cual servía a la mujer de
Naamán" (2 de Reyes 5:2).
Como nos dice el versículo anterior, la
muchacha servía en calidad de cautiva, o como podría decirse, de esclava. En
aquellos tiempos había gran cantidad de sirvientes en una casa principal, y de
diversas categorías. Recordemos a Agar y a Zilpa, que eran como dueñas, o
doncellas personales. Esta era la ocupación de la muchacha a que nos referimos.
Naamán era el comandante en jefe del
ejército del rey de Siria. Había ocupado una posición semejante a la de
ministro de la guerra. Después de realizar campañas victoriosas en el
territorio, de Israel había regresado a su pueblo cargado de botín: entre los despojos
se hallaba esta muchacha judía, por medio de la cual iba a recibir su curación.
La naturaleza exacta de la enfermedad de Naamán no la conocemos, aunque es
llamada en el libro de Reyes lepra. Sin duda, era una enfermedad de la piel muy
severa, aunque no le impedía cumplir sus deberes militares. La muchacha, viendo
en la intimidad del hogar, en que las sirvientas entonces vivían, y han venido
haciéndolo durante siglos, no pudo por menos que llegar a conocer la condición
de su señor. Sin duda, sentiría afecto por sus amos y tenía bastante confianza
en la señora para sugerirle que en Samaria había un profeta que podría curar la
enfermedad. La historia es de las más conocidas del Antiguo Testamento. Naamán
fue a Siria y Eliseo fue instrumento de Dios para que su «lepra» fuera curada.
Sólo el Dios de Israel podía hacer milagros así. Su nombre, a partir de
entonces, fue celebrado en Damasco.
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Ana, madre de
Samuel
Hace más de 3.000, Ana tuvo un encuentro con Dios. Y mediante su
dolor y tristeza, Él no sólo la cambio a ella, sino que también alteró el curso
entero de la historia de los judíos.
Ana vivió durante el tiempo de los
jueces, cuando la nación de Israel no tenía rey y se revolcaba vergonzosamente
en el pecado, la auto indigencia y la corrupción. No obstante, no importa cuan
degenerada se vuelva la sociedad, Dios tiene su remanente fiel. En esos días,
el remanente incluía a Ana.
Ella era una mujer judía piadosa,
devota, quien estaba en una posición poco envidiable de tener que compartir su
marido con otra esposa. La mayoría de los comentaristas creen que Ana era la
primera esposa del Elcana, pero debido que era estéril, él se casó con otra
para tener hijos. Alfred Edersheim escribió
“la ley dada a moisés toleraba reglamentada la (poligamia), pero en ninguna
parte la aprobaba, y en la practica la poligamia era principalmente a los
adinerados.”
En realidad, elcana probablemente era
adinerado. Cuando hizo el viaje de 23km de su hogar en Ramataim-Zofim
generalmente llamado Ramá, (1 Sam 1:19) al tabernáculo en silo, pudo ofrecer un
becerro- un costoso sacrificio (1 sam 1:25).
Elcana era un levita, un descendiente de
coat, el hijo de leví, mediante el hijo de coat, Izar (1cró.6:33-38). Estos
levitas no eran sacerdotes porque no eran descendientes de Aarón
La ley dada a moisés requería que todos
los varones judíos comparecieran ante el señor tres veces al año con sus
sacrificios. Fue en estos viajes a silo que la desgracia de ana se volvía más
aguda. Aun el ardiente amor del elcana no lograba consolarla:
“Cuando llegaba el día que Elcana ofrecía sacrificio, daba a
Pelina su mujer, a todos sus hijos y a todas sus hijas y a cada una de sus
partes, pero ana daba una parte escogida; porque amaba a Ana, aunque Jehová no
le había concedido tener hijos.” 1 Samuel 1:4-5
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Rut
"Toda la gente de mi pueblo sabe que eres una mujer
virtuosa" (Rut 3:11).
Rut ya no era una joven cuando se casó
con Booz y dio a luz a Obed. Había estado casada con Mahlón en Moab durante
casi diez años, y había continuado viuda durante algún tiempo. En aquellos
tiempos y en el Oriente, podía ya considerarse, pues, una mujer de edad madura.
Al compararla con Noemí nos inclinamos a pensar que era joven, pero no lo era
tanto como suponemos.
Rut procedía del mismo origen pagano de
Orfa. Era parte de Ia tribu de Moab, que había degenerado espiritualmente.
También ella había entrado en contacto con Ia Santa influencia de Elimelec y su
familia. Pero al revés de Orfa había abierto su corazón a Ia gracia.
No tenemos Ia menor indicación de que
Noemí tratara a Rut de modo diferente que a Orfa. Pero, Ia disposición del
corazón de una es totalmente distinto del de la otra. Orfa había rechazado en
su corazón la gracia. Noemí había abierto su corazón a la misma. Notemos que
las tres habían empezado el viaje juntas. Es posible que si no se hubiera
presentado la cuestión de decidir por un pueblo y otro, por unos dioses u
otros, las tres habrían llegado a Belén. Pero Noemí, de repente se para y las insta
a que regresen a los dioses de sus padres.
Ante esta invitación Orfa se vuelve.
Rut, por el contrario, se siente conmovida por la fe que arde ya en ella y se
niega a regresar. Hace su decisión, y confiesa que en adelante su vida y su
muerte será contada con el pueblo de Dios. «No me ruegues que te deje y que me
aparte de ti;, porque adonde quiera que tú vayas iré yo, y donde quiera que
vivas viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios. Donde tú mueras,
moriré yo, y allí seré sepultada; así me haga Jehová, y aun me añada, que sólo
Ia muerte hará separación entre nosotras dos.»
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Sara
"Por fe Sara siendo estéril, recibió poder para
concebir" Hebreos 11:11.
Sara es la primera mujer cuya fe se nos
muestra para que la observemos, y esto específicamente en su función de mujer
casada. Hay dos apóstoles que nos lo dicen. Primero es Pablo que indica que por
fe pasó a ser madre (Hebreos 11:11)
y segundo, Pedro, que ruega a las
mujeres cristianas que sean como Sara, que "
obedecía a Abraham llamándole señor" (1ra.Pedro 3:6). No sabemos
qué clase de mujer era Sara como hija, en su casa, o como doncella. Se nos
presenta ya como "la mujer de Abraham" y así permanece en la Biblia.
En algunos aspectos, Sara puede ser
comparada con Ada y Zila: su hermosura, que es altamente alabada, por ejemplo;
en el episodio de Agar [su sierva ofrecida a Abraham como esposa] vemos que
seguía el ejemplo que habían dado las mujeres de Lamec. Se nos dice que fué
deseada dos veces por otros hombres, primero por el Faraón y luego por Abimelec.
Añadamos a esto sus celos entre ella y Agar, y tenemos la impresión que el
malestar y desazón de Ada y Zila llena también la tienda de Sara. Sara nos es
presentada como es: como una intrigante a veces; a veces como una heroína. Se
nos presenta la vida de una mujer como era en aquellos días, una vida de
negación personal para las mujeres.
Hay una diferencia importante en la
situación de Sara con respecto a la de Ada y Zila. Interviene la gracia en esta
situación patética. El misterio de la fe se realiza en su corazón. Por medio de
esta fe la posición de la mujer es esencialmente ennoblecida, de modo que puede
ser presentada como un modelo para las mujeres cristianas.
Esta fe, sin embargo, se expresa a
través del curso natural de los sucesos. En realidad halla en la vida ordinaria
la substancia en la cual puede echar raíces y empezar a crecer. Esta fe
perfecta primero le induce a conducirse en la capacidad de madre conforme a las
ordenanzas de Dios. Esta fe luego se fija en el Hijo que había de nacer, y de
esta forma en el Mesías.
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La Mujer
virtuosa
Esta es la descripción de
la mujer virtuosa de aquellos días, pero las ideas generales igualmente sirven
para toda época y nación.
Comentario bíblico de
Matthew Henry de La mujer Virtuosa (Proverbios 31:10-31).
Es muy cuidadosa al recomendarse al
afecto y la estima de su marido, para conocer sus ideas, y está dispuesta a que
él mande sobre ella. —1. Se puede confiar en ella y él permite que su esposa
administre por él. Está feliz con ella. Su actividad constante es hacerle el
bien. —2. Ella se esfuerza mucho en sus deberes y se complace en ellos. Tiene
cuidado de llenar su tiempo para que nada se pierda. Se levanta temprano. Se
dedica a la actividad propia de ella, a cosas de mujeres. Hace lo que hace con
toda su fuerza sin actuar frívolamente. —3. Hace que lo que hace resulte para
bien por la administración prudente. Muchos se deshacen comprando, sin
considerar si se lo pueden permitir. Provee bien para su casa. Ahorra para
después. —4. Mira bien las cosas de su casa para obligar a todos a cumplir con
su deber para con Dios y los unos con los otros, al igual que ella. —5. Está
atenta a dar y a recibir, y lo hace generosa y alegremente. —6. Es discreta y
leal; toda palabra que dice demuestra que ella se rige por las leyes de la
sabiduría. Ella no sólo toma medida prudentes para ella misma, sino que da
consejos prudentes a los demás. La ley del amor y la bondad está escrita en su
corazón y se demuestra por la lengua. Su corazón está lleno del otro mundo, aun
cuando sus manos estén sumamente ocupadas en este mundo. —7. Por sobre todo
ella teme al Señor. La belleza no se recomienda a Dios, ni es prueba de
sabiduría y bondad, pero ha engañado a más de un hombre que eligió a su esposa
por su belleza. Pero el temor de Dios que reina en el corazón es la belleza del
alma; dura para siempre. —8. Ella es firme para soportar iras y desengaños.
Reflexiona con consuelo, cuando llega a vieja, que no estuvo ociosa ni fue
inútil cuando era joven. Se regocija en el mundo venidero. Es una gran
bendición para sus relaciones. Si el fruto es bueno, el árbol debe tener
nuestra buena palabra. Pero ella deja que sus propias obras la alaben. Cada uno
debiera desear este honor que viene de Dios; y, conforme a esta norma todos
debemos regular nuestros juicios. Esta descripción debieran estudiar a diario
todas las mujeres que desean ser verdaderamente amadas y respetadas, útiles y
honorables. Este pasaje debe aplicarse a personas, pero, ¿no podría también
aplicarse a la iglesia de Dios que se describe como una esposa virtuosa? Dios,
por su gracia, ha formado una iglesia de creyentes verdaderos de entre los
hombres pecadores, para que posea todas las excelencias aquí descritas.
Odeida Polanco
@Ode26
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