El
ap贸stol Pablo dijo: "As铆 que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la
mutua edificaci贸n" (Romanos 14:19). Aqu铆 vemos c贸mo debemos
acercarnos a una persona que hemos ofendido. Si vamos con una actitud de
frustraci贸n, no promoveremos la paz. S贸lo haremos que las cosas sean m谩s
dif铆ciles para la persona que est谩 herida. Debemos mantener la actitud de
buscar la paz por medio de la humildad a costa de nuestro orgullo. Esta es la
煤nica forma de lograr una verdadera reconciliaci贸n.
Algunas veces me he
aproximado a una persona que hab铆a herido o que estaba enfadada conmigo, y me
ha contestado mal. Me ha dicho que era ego铆sta, desconsiderado, duro,
orgulloso, rudo y otras cosas.
Mi respuesta natural
ser铆a decir: "No, no soy as铆. ¡No me comprendes!". Sin embargo,
cuando me defiendo, estoy avivando el fuego de la ofensa. Esto no es buscar la
paz. Defendernos a nosotros mismos y a
nuestros derechos nunca traer谩 verdadera paz.
En cambio, he
aprendido a escuchar y mantener la boca cerrada hasta que la persona haya dicho
todo lo que necesita decir. Si no estoy de acuerdo, le hago saber que respeto
lo que ha dicho y que examinar茅 mi actitud y
mis intenciones. Luego le digo que lamento haberla herido.
Otras veces, lo que
la persona dice sobre m铆 es cierto. Entonces lo admito: "Tienes raz贸n. Te
pido que me perdones".
Una vez m谩s,
simplemente se trata de humillarnos para conseguir la reconciliaci贸n. Quiz谩 es
por esto que en los vers铆culos siguientes Jes煤s dijo:
"Ponte de
acuerdo con tu adversario pronto, entre tanto que est谩s con 茅l en el camino, no
sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al alguacil, y seas echado
en la c谩rcel. De cierto te digo que no saldr谩s de all铆, hasta que pagues el
煤ltimo cuadrante (Mateo 5:25-26).
El orgullo se
defiende. La humildad acepta y dice: "Tienes raz贸n. Actu茅 de esa forma.
Por favor, perd贸name".
"Pero la
sabidur铆a de lo alto es primeramente pura, despu茅s pac铆fica, amable, condescendiente, llena de misericordia y de buenos
frutos, sin vacilaci贸n, sin hipocres铆a" (Santiago 3:17, La
Biblia de Las Am茅ricas, 茅nfasis a帽adido).
La sabidur铆a de lo
alto est谩 dispuesta a ceder. No es r铆gida ni obstinada en lo relativo a los
conflictos personales. Una persona sometida a la sabidur铆a divina no teme ceder
ni aceptar el punto de vista de la otra persona mientras esto no signifique
violar la verdad.
Ahora que hemos
hablado de qu茅 hacer cuando ofendemos a nuestro hermano, veamos qu茅 debemos
hacer si nuestro hermano nos ofende a nosotros.
"Por tanto, si
tu hermano peca contra ti, ve y repr茅ndele estando t煤 y 茅l solos; si te oyere,
has ganado a tu hermano" (Mateo 18:15).
Muchas personas
aplican este vers铆culo de la Biblia con una actitud diferente a la que Jes煤s
ten铆a en mente. Si han sido heridas, van y confrontan a quien las ofendi贸 con
un esp铆ritu de venganza y enojo. Utilizan este vers铆culo como justificaci贸n
para condenar a aquel que los ha herido.
No obstante, se
equivocan en cuanto a la raz贸n por la que Jes煤s nos dijo que nos acerc谩ramos al
otro. No es para condenarlo, sino para reconciliarnos. 脡l no desea que le
digamos a nuestro hermano cu谩n malvado ha sido con nosotros. Debemos cerrar la
brecha que evita la restauraci贸n de nuestra relaci贸n.
Esto representa un
paralelo de c贸mo Dios nos restaura a s铆 mismo. Nosotros hemos pecado contra
Dios, pero 脡l "muestra su amor para con nosotros, en que siendo a煤n
pecadores, Cristo muri贸 por nosotros" (Romanos 5:8). ¿Estamos dispuestos a dejar a un lado nuestra autoprotecci贸n y morir al orgullo para ser
restaurados ante aquel que nos ha ofendido? Dios vino a buscarnos antes de que
nosotros le pidi茅ramos perd贸n. Jes煤s decidi贸 perdonarnos aun antes de que
reconoci茅ramos que lo hab铆amos ofendido.
Aunque 脡l vino a
buscarnos, no pod铆amos reconciliarnos con el Padre hasta que recibi茅ramos su
palabra de reconciliaci贸n.
"Y todo esto
proviene de Dios, quien nos reconcili贸 consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de lareconciliaci贸n; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no
tom谩ndoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encarg贸 a nosotros la palabra de la reconciliaci贸n. As铆 que, somos
embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con
Dios" (2 Corintios 5:18-20, 茅nfasis a帽adido).
La palabra de la reconciliaci贸n comienza sobre la base com煤n de que
todos hemos pecado contra Dios. No desearemos la reconciliaci贸n o la salvaci贸n
a menos que sepamos que existe una separaci贸n.
En el Nuevo
Testamento, los disc铆pulos predicaban que el pueblo hab铆a pecado contra Dios.
Sin embargo, ¿para qu茅 decirles a las personas que han pecado? ¿Para
condenarlas? Dios no las condena. "Porque no envi贸 Dios a su Hijo al mundo
para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por 茅l" (Juan
3:17). ¿O es para llevarlas al punto en que comprendan cu谩l es su situaci贸n, se
arrepientan de su pecado y pidan perd贸n?
¿Qu茅 es lo que
conduce al arrepentimiento? La respuesta se encuentra en Romanos 2:4 (茅nfasis
a帽adido): "¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y
longanimidad, ignorando que su benignidad te gu铆a al
arrepentimiento?".
La benignidad de Dios
nos lleva al arrepentimiento. Su amor no nos deja condenados al infierno. 脡l
demostr贸 que nos ama enviando a la cruz a su Hijo, Jes煤s, para que muriera por
nosotros. Dios nos busca primero, aunque hemos pecado contra 脡l. Y nos busca no
para condenarnos, sino para restaurarnos...para salvarnos.
Dado que debemos
imitar a Dios (ver Efesios 5:1), precisamos extenderle la reconciliaci贸n al
hermano que peca contra nosotros. Jes煤s estableci贸 este par谩metro: Ve y
mu茅strale su pecado, no para condenarlo, sino para quitar del medio cualquier
cosa que los separe, a fin de poder ser reconciliados y restaurados. La
benignidad de Dios en nosotros llevar谩 a nuestro hermano al arrepentimiento y
la relaci贸n ser谩 restaurada.
-- Extracto tomado del libro La trampa de
Satan谩s, edici贸n 10mo aniversario de John Bevere. Una publicaci贸n de Casa
Creaci贸n. Usado con permiso.
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